En
los últimos post he estado insistiendo en lo importante que es cambiar el enfoque
del mundo exterior, al cual, estamos
permanentemente asomados, para empezar a ejercitar la atención hacia nuestro
mundo interior. En las últimas décadas la sociedad se ha ido forjando alrededor
de la satisfacción de nuestros cinco sentidos externos. Lo cual, no tiene nada
de malo, salvo que esto nos ha hecho olvidar que también tenemos un mundo
interior apasionante, que la gran mayoría desconoce y que es donde reside
nuestro “Tesoro de los Tesoros”.
Tenemos
que reconocer que como sociedad y como individuos hemos errado en el camino de
búsqueda de la felicidad. Hemos olvidado el valor de estar vivos y de esta
maravillosa experiencia humana. En nuestras sociedades se nos educa para el logro, sea cual sea el precio de
este, el cual muchas veces, lleva aparejado el olvido de nuestro verdadero
potencial como seres humanos.
Se
requiere de un “renacimiento” en nosotros, como individuos, para poder crear
desde este nuevo paradigma una sociedad, en la que la búsqueda de la felicidad
esté orientada hacia nuestra riqueza interior.
Esta
aventura iniciática nace de la inquietud de quien se hace preguntas importantes
y se abre al mundo interior en busca de respuestas. Requiere de curiosidad,
coraje, entusiasmo y una mente abierta porque nos encontraremos con muchos desafíos
y sorpresas durante el camino.
"No vayas fuera, vuelve a ti mismo. En el hombre interior habita la verdad"
San Agustín
Uno
de los primeros pasos, una vez que comienza el viaje iniático, es tener curiosidad por
conocerse a uno mismo. Tenemos que empezar a observar nuestras
identificaciones, reconocer nuestros “yoes” y que los alimenta. Esto nos lleva necesariamente a tener un conocimiento del carácter. Cuando hemos
identificado nuestro carácter, podemos reconocer nuestra neurosis, a partir de ese momento esta
empezará a ser nuestra aliada para mostrarnos el camino de “vuelta a casa”.
Reconocer
nuestra neurosis y comprenderla, para entender que ella nos da está mostrando
señales de donde está nuestro enfoque erróneo, el camino equivocado. Sería algo así como una señal de tráfico que avisa de una calle sin salida. Llegados a este punto creo que es necesario
explicar brevemente que quiero decir cuando hablo de neurosis.
Una
persona neurótica es, simplemente, una persona que sufre. El concepto de
neurosis es sinónimo de dolor emocional. Todos sufrimos está neurosis que nace
en nuestra niñez. La intensidad de las neurosis suele ser proporcional con el
grado de “infantilismo”, es decir, de inadaptación social que tenga cada uno.
El neurótico es un adulto que se niega a crecer.
La
neurosis genera un escudo que según vamos creciendo se acaba convirtiendo en
una sólida coraza. Con esta coraza a cuestas nos hemos alejado de lo que somos
en esencia cuando nacimos y con ella no sólo nos defendemos de las heridas
recibidas en la infancia, sino de la vida entera.
Es una realidad que todos queremos ser felices, sentirnos en paz y libres, para alcanzarlo nos toca tomar conciencia de que este lado infantil es
muy poderoso y se siente muy cómodo y seguro dentro de su zona de confort, sin
darse cuenta de que así, está reforzando su sufrimiento, sus miedos, su
tristeza, su ansiedad y sus adicciones. Y
realmente ¿a qué le tenemos tanto terror desde niños que hace que construyamos
este bunker? El
terror es a descubrir que estamos solos en
el mundo, que no somos amados ni aceptados de un modo incondicional.
La
sanación de la neurosis implica un conocimiento de su origen, cual es la idea
que nos hemos hecho de nosotros mismos a partir de lo que otros (padres,
educadores, sociedad) nos decían que éramos, atendiendo siempre a sus propios
criterios de valor. Y también es fundamental descubrir la imagen, el personaje
que ese niño que fuimos creó para ser amado y aceptado y con el que nos hemos identificado, hasta tal punto, que nos ha llevado al olvido de nuestro ser esencial, el cual, sigue
habitando en nuestro interior a la espera de ser descubierto.
El camino es a reconocernos y mostrarnos desde nuestra autenticidad.
Búsqueda, reconocimiento, comprensión, muerte de los "yoes" para renacer a una vida superior, dando su lugar a nuestro verdadero Ser.
"Y conoceréis la verdad y ella os hará libres"
Juan 8:32
Muchas
personas logran realizar este profundo y apasionante viaje por si mismas. Otros
necesitan ayuda de profesionales. En cualquier caso, siempre merece la pena aventurarse a descubrir este Tesoro de los Tesoros que habita en nuestro mundo interior.
LOURDES MORALES
Personal, Executive & Team Coach
Desarrollo Personal y Profesional.
lourdes.coachpersonal@live.com
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