10 abr 2011

BENDITA SINCRONICIDAD

Que acertado estuvo Jung cuando describió el término sincronicidad como la unión de los acontecimientos interiores y exteriores de un modo que no se puede explicar pero que tiene sentido para el observador, es decir, ese tipo de eventos en nuestra vida que solemos achacar a la casualidad, a la suerte o a la magia.

Existe un estado mental propicio para que esta sincronicidad pueda producirse y son los momentos personales intensos que nos obligan a estar muy pendientes de las señales del exterior, los momentos en que buscamos ayuda por intensas vivencias o crisis emocionales, los cambios bruscos, los viajes, los momentos de peligro, las muertes de seres queridos. Cada pieza del puzzle aparece en el preciso momento con la condición de pillarnos conscientes, despiertos, alertas y deseosos de recibirlas.

Es como un juego en el que las reglas se van desvelando a medida que avanzamos. Las piezas nos vienen en forma de señales y analogías en la vida real y en forma de sueños mientras dormimos. Es esencial aprender a descifrarlas para comprender las instrucciones del mapa del tesoro.

Nuestros días son un continuo lidiar con el mundo, tanto interno como externo. Y cada uno de nosotros posee su propia manera de hacerlo. La semana pasada he vivido dos sucesos que me han tambaleado y he caído en el cuestionamiento de muchas cosas de mi vida. He de reconocer que he cuestionado esta extraordinaria aventura que es la vida, en un bendito momento pedí lucidez y discernimiento y así surgío la sincronicidad y aparecieron estas señales que me permitieron corregir el rumbo a buen puerto.

Quiero compartir una de estas señales que me llegó a modo de power point en el momento justo y que transcribo ahora aquí:


"Imposible atravesar la vida...

sin que un trabajo salga mal hecho,

sin que una amistad cause decepción,

sin padecer algún quebranto de salud,

sin que un amor nos abandone,

sin que nadie de la familia fallezca,

sin equivocarte en un negocio.


Un crece cuando no hay vacio de esparanza,

ni debilitamiento de voluntad, ni pérdida de fe.

Uno crece cuando acepta la realidad y tiene aplomo para vivirla.

Cuando acepta su destino, pero tiene la voluntad de trabajar para cambiarlo.


Uno crece asimilando lo que deja por detrás,

construyendo lo que tiene por delante y

proyectando lo que puede ser el porvenir.

Crece cuando se supera, se valora y sabe dar frutos.

Crece cuando se abre camino dejando huellas,

asimilando experiencias,

¡Y sembrado raices!


Uno crece cuando se impone metas,

sin importarle los comentarios negativos ni prejuicios,

cuando da ejemplos sin importarle burlas, ni desdenes,

cuando cumple con su labor.


Uno crece cuando se es fuerte de caracter,

sostenido por formación,

sensible por temperamento...

¡Y humano por nacimiento!


Uno crece cuando enfrenta el invierno aunque pierda las hojas.

Recoge flores aunque tengan espinas y

marca camino aunque levante el polvo.


Uno crece cuando se es capaz de afianzar con residuos de ilusiones,

capaz de perfumarse con residuos de flores...

¡Y de encenderse con residuos de amor...!


Uno crece ayudando a sus semejantes,

conociéndose a si mismo y

dándole a la vida más de lo que recibe.


Uno crece cuando se planta para no retroceder...

Cuando se defiende como águila para no dejar de volar...

Cuando se clava como ancla y se ilumina como estrellas.


Entonces...


UNO CRECE


Y CRECE CUANDO CREE, ESPERA Y CONFÍA EN SÍ MISMO."



Lourdes Morales

Coach Co-Active CPCC

Desarrollo Personal y Profesional

5 comentarios:

  1. Anoche te leí justo antes de apagar la luz. Me quedé con las palabras. Me proporcionaron paz.

    Creo que recurrir a mí misma me proporciona la serenidad que antaño buscaba en otros. De ahí que me sienta en sintonía con este escrito.

    Esto es sincronicidad!!!

    ResponderEliminar
  2. Gauuuu Lourdes, me ha fascinado porque me toca de cerca la situación (podrás darte cuenta en mi último post).

    Gracias por mostrarte autentica y directa en tu blog, a mí particularmente me ayuda mucho tus líneas y prometo volver a recordarlas para cuando vuelva a desfallecer.

    Muchas veces no entiendo lo que pasa sin embargo acepto que hay sentido o sincronicidad que me ayudará a entenderlo mucho más.

    La vida es un regalo cuando estamos abiertos, disponibles y vulnerables. Y puedo asegurar que llevo un añito que para que!

    Besos grandes súpercompi!

    ResponderEliminar
  3. Lo que creo que tenemos que comprender es que caer, seguiremos cayendo una vez tras otra. Es parte de la vida. La diferencia es que según vas creciendo, en lugar de tardar meses o años en levantarte de nuevo, tardas dias u horas y extraes de ello mayor aprendizaje. Ese es otro de los benditos "efectos secundarios" del crecer.

    Gracias una vez mas por tu post!

    ResponderEliminar
  4. Crecer es lo más maravilloso del mundo, uno se va quitando capas y comienza a comprender este juego que es la vida.
    Gracias.

    ResponderEliminar
  5. Coincido en lo que cada uno de vosotros aportáis y enriquecéis el post.

    TATI, es cierto que esa sincronicidad nos lleva a la Paz, bendita sensación.

    DIEGO, al rendición a la vida es garantia del buen fluir, ¿qué te estará queriendo decir la vida en este último año? Un besote supercompi.

    ResponderEliminar