26 feb 2012

¿ES POSIBLE COMPETIR BIEN?

Vivimos en una cultura competitiva donde ganar resulta prioritario y tener una mente ganadora se presenta como el regalo más preciado.
El problema es precisamente ese, cuando damos privilegios a una mente ganadora estamos definiendo la experiencia vital en términos de combate permanente.

¿Es posible competir bien?
Uno compite bien cuando:
1)     Reconocemos que la situación requiere competir.
2)     Entregamos los máximo de nosotros para lograr el mayor rendimiento.
3)     Sabemos que podemos ganar o perder y estamos preparados para los dos resultados.
4)     Reconocemos que competir también tiene sus reglas y que lo importante es lograr el objetivo respetando las reglas convenidas.

Cuando  vamos madurando en consciencia vamos accediendo a una visión más expandida del sentido de la vida humana y se hace evidente que la función más valiosa que la mente individual necesita desarrollar es la de reconocerse como una parte del conjunto y cooperar en la co-creación.
De esta forma transformamos una mente competitiva en una mente cooperativa.

Hay una historia que refleja muy bien la idea que quiero transmitir a través de este post:

Todos los órganos del cuerpo se iban a reunir alrededor de una mesa y el cerebro, con "mentalidad ganadora", dijo: "Yo soy el más importante, de modo que la cabecera de la mesa me corresponde a mi."

Se alzó entonces la voz del corazón, que exclamó: "¡Tú puedes funcionar porque yo te envío la sangre, así que reclamo un lugar en la cabecera!".

El cerebro lo escuchó y respondió: "Está bien, siéntate a mi lado...". En ese momento comenzó a hablar el estómago: "Tú, corazón, puedes enviarle sangre porque yo digiero los alimentos y pongo nutrientes en la sangre que envías...por lo tanto reclamo mi lugar en la cabecera..." Ahora, el cerebro y el corazón lo escucharon: "Está bien, ven a nuestro lado...".

Hasta que el ano también reclamó su espacio en la cabecera...En ese momento todos los órganos rieron ante semejante pretensión y el ano entonces exclamó: " A partir de ahora me cerraré y no me volveré a abrir hasta que me reconozcan el lugar que me están negando".

Pasaron días, ese organismo no podía evacuar el intestino...y comenzó a intoxicarse; ya no le era posible comer, el estómago no recibía alimento y por lo tanto la poca sangre que el corazón debilitado enviaba ya no era suficiente para que el cerebro pudiera funcionar.

Con el último aliento le pidieron disculpas al ano, le reconocieron su legítimo derecho a ocupar la cabecera y le rogaron que volviera a abrirse.

El ano lo hizo y el organismo fue recobrando poco a poco la salud perdida. Los órganos se enriquecieron en sabiduría y comprendieron que la cabecera era de todos.



Ahora puedes contestar a estas preguntas:
¿Cuál es la función útil de competir?
¿El competir está relacionado con el “ganar como sea”?
¿Cuáles son las situaciones en las que no es necesario competir?
¿En qué  áreas competimos innecesariamente?

LOURDES MORALES
Co-Active Coach, CPCC
Desarrollo Personal, Profesional y de Equipos.

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