25 mar 2012

SI TÚ NO CAMBIAS, NADA CAMBIARÁ.

Últimamente  escucho mucho la palabra humanidad y humano en boca de la gente, frases como: “Hemos perdido humanidad”, “Fulanito, no parece humano”.

Me he parado a reflexionar sobre estos dos términos, para ver qué significa realmente. El significado recogido en el diccionario de la R.A.E. ni siquiera lo voy a transcribir porque es una definición tan insulsa, tan vacía, que he preferido acudir a otras fuentes.


Humanidad:

1-      Conjunto formado por todos los seres humanos.
2-      Sensibilidad, compasión, bondad hacia los semejantes.
Humano:
1-     De la humanidad o el ser humano, o con sus características.
2-     Caritativo, solidario y bondadoso.

Y viendo la definición, no me cabe duda de lo perdidos que estamos en la actualidad. Si observo a la humanidad como especie y aplicando el coaching, me doy cuenta de que como colectivo desconocemos nuestro objetivo y sin objetivo nos movemos por esta vida como ciegos en la selva.

Todos tenemos a mano el conocer las enseñanzas que nos han dejado maestros iluminados y mesías (Jesús, Buda, Mahoma, por citar algunos). La verdad está escrita para vivirla, no para ser venerada, entendida o impuesta. La veneración, el entendimiento y la imposición son acciones que mantienen a la verdad fuera de nosotros para poder venerar, entender o imponer algo que observamos allí afuera. Pero la verdad, está dentro de nosotros, es una semilla que está esperando germinar, todo a tu alrededor está listo ya. Sólo falta tu decisión.  

Esta es la causa del sufrimiento de la humanidad, una gran mayoría no se conoce a si mismo, no sabe para que esta en esta vida, como especie desconocemos cuales son nuestros valores y eso implica no poder apoyarse en ellos para crecer y ser los seres completos que en realidad somos. Estamos llenos de creencias limitantes, de miedos, de culpa, de sufrimiento, nos hemos convertido en victimas y hemos olvidado lo que en realidad somos: amor, inteligencia, bondad, paz, armonía, belleza, compasión, empatía, alegría ... y protagonistas de nuestras vidas.

Es hora de mirar hacia dentro y volver a recuperar nuestra esencia como seres humanos y como humanidad, de eso depende nuestra felicidad y plenitud como personas y como especie humana.

Os dejo un texto que para mí indica el camino para comprender que nos pasa y volver a lo que somos y siempre fuimos. Os animo a re-inventarnos y a co-crear un mundo mejor.

"Aquello que no eres capaz de aceptar es la única causa de tu sufrimiento.
Sufres porque no aceptas lo que te va ocurriendo a lo largo de la vida y porque tu ego te hace creer que puedes cambiar la realidad externa para adecuarla a tus propios deseos y necesidades egocéntricas. Pero la verdad es que lo único que sí puedes cambiar es la interpretación que haces de los acontecimientos en sí, conociendo y comprendiendo cómo funciona tu mente.
Si tu interpretación del hecho te reporta sufrimiento es que actúas desde la ignorancia; si te deja paz interior o te trae armonía y satisfacción no cabe duda de que actúas desde la sabiduría.
Ante el sufrimiento, el miedo, la tristeza o la angustia hazte una simple pregunta: ¿qué es lo que no estoy aceptando? La respuesta te hará comprender que la limitación que origina todas estas desagradables reacciones está en tu propia mente y no en ninguna otra parte.
En realidad nadie puede hacerte daño: tu ego es el que te hace reaccionar automática y negativamente ante lo que te sucede, te dicen o te hacen. Tu ego es el único responsable de tu malestar interior, por mucho que te esfuerces en buscar culpables fuera de ti mismo.
Cuando compruebas la veracidad de estas afirmaciones a través de tu experiencia personal, dejas de intentar cambiar la realidad externa para acomodarla a las exigencias de tu ego y comienzas a trabajar sobre tu realidad interna para aprender a aceptarla tal como es.
A partir de entonces comprendes que has venido al mundo a aprender a ser feliz por ti mismo y a aceptar y amar a los demás tal como son. Éste es el llamado camino espiritual."
F. Schmedling

"El hombre es hombre, y el mundo es mundo. En la medida en que ambos se encuentran en una relación permanente, el hombre transformando al mundo sufre los efectos de su propia transformación." Paulo Freire

LOURDES MORALES
Co-Active Coach, CPCC
Desarrollo Personal, Profesional y de Equipos

19 mar 2012

SANAR LAS HERIDAS

El inconsciente se ha creado por una programación a partir de las experiencias del pasado, especialmente cuando estas experiencias han sido estresantes, ya sea de estrés físico o psicológico. El inconsciente graba esta situación de sufrimiento y a esta grabación se le llama “memoria activa”.

La pregunta es ¿para qué se graban estas experiencias? Para protegernos en el futuro, en realidad es un sistema de defensa y es así como funcionamos.

Este sistema de defensa que tiene esa encomiable razón de ser, se ha convertido en un sistema de defensa que nos ahoga. Cuando en el futuro se nos presente alguna situación con un leve parecido a alguna otra situación que quedó grabada como “memoria activa”, el mecanismo de defensa se pondrá en marcha y reaccionaremos de una manera totalmente errónea e injusta no en función del acontecimiento real, sino en función de la “memoria activa”.

Así es como perdemos nuestro poder, que no es otro que el poder vivir el momento presente sin estar atrapados por esas memorias del pasado.

La buena noticia es que podemos liberarnos de ellas, no estamos atados a ellas, sólo lo estamos en la medida en que no hayamos realizado el trabajo interior de limpieza con respecto a las mismas.

Nuestras reacciones emocionales no dependen del exterior sino de nuestra manera de percibir las cosas y esta a su vez depende de la carga que llevamos en nuestro interior que es resultado de nuestro pasado.

Para liberarnos de estas “memorias activas” hay que hacer un profundo trabajo interior de sanación, liberar los sufrimientos que las han construido y descubrirnos como los seres liberados que somos.

LOURDES MORALES
Co-Active Coach, CPCC
Desarrollo Personal, Profesional y de Equipos

11 mar 2012

CAMBIANDO ACTITUDES TÓXICAS

No me cansaré de repetir lo importante que es para crecer personalmente el volvernos seres conscientes. En todos los post de este blog siempre he mantenido este implícito, sé, siente, piensa de manera consciente.

La manera habitual del ser humano es la de actuar, sentir, pensar y comunicarse de forma automática y esto lo convierte en víctima de sus propias reacciones ante estímulos externos e internos, intoxicando las relaciones y produciendo resultados desastrosos.

Hoy voy a escribir sobre tres actitudes inconscientes típicas que se dan tanto en las relaciones personales como en las organizaciones:  

  • La víctima: Los que se comportan así creen que sus problemas siempre son causados por terceros o circunstancias externas. Ellos piensan que no tienen ninguna influencia para poder prevenir los problemas que surgen y por lo tanto tampoco nada para afrontarlos.
Como este es su argumento, no se siente culpable y esto les tranquiliza, evitando que tomen responsabilidad de lo que ocurre en su vida. Pero esto a largo plazo esto se convierte en un sentimiento desagradable de resignación y resentimiento.
Viven en un constante estado de irritación  y de superioridad moral tratando a los que les rodean con acusaciones y exigencias airadas.
Para ellos la vida siempre es injusta.
No son conscientes del poder que están otorgando a los otros, ya que al no quererse ver como parte del problema, no asumen ninguna responsabilidad, ni contribuyen a ser parte de la solución.
Siempre, siempre, ante los hechos que ocurren en nuestra vida tenemos la capacidad de verlo desde nuevas perspectivas y modificar la forma de ver aquello que nos afecta y esa es nuestra gran responsabilidad.

Cómo sanar esta actitud, asumiendo cuotas de responsabilidad.

  • El aprovechado: Siempre orientado a su propia gratificación, sin preocuparse nunca por el bienestar de los otros. Esta actitud le hace ver a las otras personas como un medio para conseguir sus propósitos.
Son personas egoístas cuyo objetivo es lograr la máxima recompensa a cambio de la mínima entrega personal. No son capaces de ver su apego al éxito por encima de todo, lo que a largo plazo les causa sufrimiento, ansiedad, temor, frustración y depresión.

Cómo sanar esta actitud, siendo íntegro y cooperando con los demás.

  • El soberbio: Creen que están en posesión de la verdad. Tienen la creencia de que sólo es válido su punto de vista y que otra opinión diferente está equivocada. Normalmente confunden sus opiniones personales con la verdad objetiva y creen que su experiencia define la realidad.
Es el clásico sabelotodo, que siempre está dando lecciones de cómo son las cosas, cómo deberían ser y deberían hacer todas las personas. No sabe escuchar.
Su autoestima depende de tener razón. La imagen de si mismo es muy frágil y se hace añicos cuando se ve obligado a reconocer un error.

Cómo sanar esta actitud, practicando la humildad.

Estas tres actitudes inconscientes crean relaciones tóxicas y perversas, tanto a nivel personal como a nivel organizacional.

Si te sientes víctima de otros o de las circunstancias, si no actúas integramente y no cooperas con los demás o si no das valor a las opiniones de los otros y te sientes que siempre tienes la razón, TOMA CONCIENCIA de la toxicidad de tu actitud y cambia. Este es el  grano de arena que puedes aportar para mejorar la salud de tus relaciones y en la organización donde te desarrollas profesionalmente. El cambio empieza por ti.

"¡SÉ EL CAMBIO QUE QUIERES VER EN EL MUNDO!"
GANDHI.

LOURDES MORALES
CO-ACTIVE COACH, CPCC
Desarrollo Personal, Profesional y de Equipos.

4 mar 2012

ME SIENTO CULPABLE.


“Me siento culpable”.

Cuantas veces nos habremos repetido esta frase. En realidad, cuando la pronunciamos no somos conscientes de que dentro de nosotros existe una “vocecilla interior” que nos dice: “Eres culpable de lo que has hecho y no mereces ser feliz”.

Así que observamos dos personajes  que conviven dentro de nosotros, uno hace le papel de culpable, el otro de culpador, uno es juzgado y otro es el juez que sentencia y condena.

Cada persona funciona según un conjunto de normas morales que varia para cada uno y que depende, entre otras variables,  del grupo social, del lugar y de la época donde hemos nacido, pero son los padres y los educadores los que más influencian en la formación de este conjunto de normas morales que de niños vamos incorporando en su mayoría de manera inconsciente. Freud llamó a esto el “superyo”.

Por poner algún ejemplo, los mismos códigos morales difieren si hemos nacido y nos hemos criado en países católicos o en países musulmanes. En sistemas democráticos o dictatoriales. En familias sobreprotectoras o en familias nutritivas. Si nos hemos educado en colegios religiosos o laicos…etc.  


Todos actuamos según estos códigos morales que hemos ido creando desde la niñez. Y el papel del culpador o juez es el de guardián de ese código y cada vez que nos saltamos alguna de estas normas o las transgredimos salta una señal y esa señal es la culpa.

La cuestión es cuando este sentimiento de culpa  se salta su función de restablecer el equilibrio y se vuelve disfuncional añadiendo más sufrimiento al ya existente. Vamos, que esta sensación la convertimos en un problema más.


¿Dónde hay que poner la atención? En el código y en crear una relación funcional entre el culpado y el culpador.

Desde el adulto maduro necesitamos hacer una revisión de este código y cambiar algunas de sus normas. Y esto lo hacemos teniendo en cuenta que este código no lo hemos creado nosotros conscientemente, sino que lo hemos absorbido de lo que nos decían otros cuando éramos niños.

Así que ponte manos a la obra y piensa en actualizar y enriquecer tus códigos de normas, si lo logras verás que el mecanismo de la culpa funcionará correctamente para restablecer el equilibrio entre este código interior y tu conducta externa y no añadirás  más sufrimiento en tu vida.

LOURDES MORALES
Co-active Coach, CPCC
Desarrollo Personal, Profesional y de Equipos.